Cautiverio y sacrificio de jaguares en Copán: ¿qué nos revelan los isótopos?
- Diego Ardón
- 16 sept
- 7 Min. de lectura
Todos estamos compuestos de distintos elementos químicos. En los humanos y la mayor parte de seres vivos, el carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno componen el 96% de nuestros cuerpos. El resto lo componen elementos traza como el calcio de tus huesos o el hierro en tu sangre. Pero ¿te has detenido a pensar de donde provienen originalmente esos elementos? Quizá hayas podido dar con la respuesta: tu dieta. Cada átomo (Figura 1)de carbono en tu cuerpo alguna vez fue parte, del cuerpo de un pollo o una res, inclusive antes de eso de un grano de maíz o un zacate y si quieres ir aún más atrás, del dióxido de carbono de la atmósfera que a través de la fotosíntesis, las plantas convertirán en tejido vegetal. Comprendiendo esta transferencia de elementos a través de la cadena alimenticia, los científicos han desarrollado formas de utilizar las proporciones de isótopos estables de los distintos elementos para reconstruir las dietas de organismos que vivieron hace cientos de años.

¿Qué son los isótopos estables?
Si recuerdas tu clase de química general, sabrás que un átomo está compuesto de tres partículas subatómicas: electrones, neutrones y protones. El término isótopo se refiere a átomos de cualquier elemento que poseen distinto número de neutrones. La cantidad de protones le dan a cada elemento su número atómico (por ejemplo. hidrógeno es 1, carbono es 6, oxígeno 8). Los electrones, por su parte, interactúan con otros átomos para formar compuestos químicos. Ahora sí, a lo que venimos, los neutrones. A diferencia de las otras partículas, los neutrones tienen una carga neutra y cuando un mismo elemento varía en el número de neutrones, da lugar a los distintos isótopos de cada elemento, cada uno con un peso diferente.
Quizá el término isótopo radioactivo te resulte más familiar, estos son isótopos inestables que se disipan y cambian de un isótopo a otro con el paso del tiempo. El carbono 14 es el isótopo radioactivo más utilizado para calcular la edad de objetos que alguna vez fueron parte de un ser vivo. Los isótopos estables son lo opuesto, permanecen consistentes en su número de neutrones sin importar el paso del tiempo y varían de forma predecible al pasar a través de tejidos de distintos seres vivos. Estas propiedades los convierten en biomarcadores naturales, capaces de registrar los procesos naturales en que toman parte.
En ecología, los más utilizados son los isótopos de carbono, ya que proporcionan información sobre el origen del productor primario, es decir la planta al inicio de la cadena alimenticia. Otro isótopo estable frecuentemente utilizado es el nitrógeno; la proporción de isótopos pesados va cambiando gradualmente cada vez que pasa de un organismo a otro. Esto nos da una idea de qué lugar de la cadena alimenticia se encuentra. En menor proporción, se utilizan los isótopos de oxígeno, ya que estos varían de acuerdo con el agua que el organismo consumió en vida, reflejando patrones climáticos de la región. Las diferencias en las proporciones de isótopos de oxígeno nos dan una idea de donde vivió el organismo y si se desplazó de su lugar de origen durante su vida. Sorprendente, ¿no?
Uso de isótopos para estudiar el pasado de Honduras
Un ejemplo muy ilustrativo del uso de isótopos estables en la investigación científica y que además es relevante para nosotros como hondureños es el realizado por investigadores norteamericanos en las Ruinas de Copán. La ciudad de Copán fue uno de los centros más importantes de la antigua civilización Maya, declarada como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, por sus siglas en inglés) en 1980. Vivió su época clásica desde el siglo V hasta su abandono en el siglo IX, durando 200 años más de lo que tenemos como nación independiente. La excavación de sus ruinas apenas comenzó en el siglo XIX y aunque se ha investigado mucho sobre la ciudad y la civilización Maya en Copán, muchas preguntas siguen sin respuesta.
Al carecer de una máquina del tiempo, los arqueólogos dependen de reconstruir el pasado a través de los restos de edificaciones y jeroglíficos, de tumbas y elementos que alguna vez fueron parte de un ser vivo. En 2018 se dio a conocer resultados de un análisis de restos de animales encontrados en tumbas ceremoniales de Copán que arrojó detalles interesantes sobre las prácticas de manejo de la vida silvestre en el mundo antiguo. Entre los restos animales analizados se encuentran venados, cocodrilos, tortugas, aves como un búho, un halcón y una guacamaya y hasta espinas de mantarrayas. Sin duda los más interesantes son los restos de grandes felinos encontrados alrededor del Altar Q. El Altar Q es una de las esculturas más icónicas de Copán, encontrada frente a una de las escalinatas del Templo 16.
El llamado “Templo 16” es una de las estructuras más importantes de Copán (además de la más alta; Figura 2), ya que se estima que existe desde el inicio de la dinastía del Copán clásico por Yax K’uk’ Mo (Radiante Primer Quetzal-Guacamaya) alrededor del año 426 d.C. Se cree que fungió como tumba de Yax K’uk’Mo y su esposa y que tuvo gran importancia ritualista a través de la historia de Copán. El declive de Copán se debe en parte a una derrota militar a manos del antiguo estado vasallo de Quiriguá (en Guatemala), donde se capturó y asesinó al gobernante 13 Uaxaclajunn Ub’aah K’awiil, conocido como 18 Conejo. Para finales de la dinastía del Copán clásico, el gobernante 16 Yax Pasaj Chan Yopaat (Nuevo Hijo en el Horizonte) probablemente veía de cerca el fin de la ciudad y en un acto para tratar de reafirmar su poderío, encargó la construcción del Altar Q. En él se muestra a los 16 gobernantes de la dinastía, incluyendo a Yax Pasaj, a quien se le aprecia recibiendo la insignia de reinado de las manos del mismísimo Yax K’uk’Mo (Figura 3). Se cree que, con esta obra, el gobernante 16 buscaba reafirmar su lugar como gobernante legítimo y digno de la admiración que se tenía por el fundador de la dinastía. Enterrados alrededor de la estructura, se encontraron las osamentas de 15 grandes felinos (al menos seis de ellos jaguares) que se sacrificaron en honor a cada uno de los gobernantes anteriores (Fash y Agurcia Fasquelle, 2005). Este evento debió haber sido el equivalente a ser anfitrión de un Mundial de Fútbol o unos Juegos Olímpicos.


Pero ¿qué tan fácil es dar con 15 jaguares para sacrificarlos al mismo tiempo? Más intrigante aún que esto se haya logrado cuando la deforestación y deterioro ambiental de los alrededores de la ciudad ha sido mencionada como una de las causas del colapso de la civilización no mucho después de este ritual. Aquí es donde los isótopos estables entran en juego, ya que los restos de estos animales nos proporcionan pistas sobre cómo se logró juntarlos, sobre prácticas prehispánicas que se desconocían y sobre posibles conexiones entre Copán y ciudades a cientos de kilómetros de distancia. Este estudio aclaró que no todos los restos eran de jaguares, sino que había casi igual número de pumas que de jaguares y hasta un felino más pequeño como un ocelote o un jaguarundi.
Los restos de felinos enterrados en el Altar Q presentan marcas de isótopos de carbono que indican una dieta basada en el maíz y no en plantas silvestres . ¿Quizá se pregunten si estos felinos eran vegetarianos?, pero recordemos que los isótopos de carbono hacen referencia a los productores al inicio de la cadena alimenticia. Estos felinos no estaban comiendo venados silvestres que a su vez comían plantas silvestres, sino que probablemente comían pavos o perros domésticos alimentados con maíz (Figura 4). Los isótopos de nitrógeno corroboran su posición alta en la cadena alimenticia. Los arqueólogos toman estos datos como evidencia que los mayas practicaban el cautiverio de estos animales y un entierro 300 años más antiguo que el sacrificio del Altar Q muestra un puma con esta marca en su dieta, dando a entender que la práctica del cautiverio se mantuvo durante siglos (Figura 5).


Hoy sabemos que existió una cercanía histórica entre Copán y la ciudad de Teotihuacán en México, donde también se han encontrado evidencias de cautiverio de felinos. Los registros indican que Yax K’uk’ Mo’ visitó Teotihuacán y los investigadores creen que ahí pudo haber sido testigo de las prácticas de cautiverio para el posterior sacrificio de grandes felinos. Los isótopos de oxígeno en estas muestras muestran evidencia de que algunos de estos felinos provenían de regiones lejanas y pueden indicar que existía una red de movimiento de animales (o al menos sus restos) a través de Mesoamérica.
Este estudio nos ilustra cómo funcionan los isótopos estables y qué información se puede inferir a través de su uso. Arrojan luz sobre el pasado de la ciudad de Copán y quienes la habitaron, así como los recursos animales y el valor que los mayas les daban. Finalmente nos deja qué pensar sobre el manejo de la vida silvestre, ya que el sacrificio ritual de estos importantes eslabones del ecosistema no logró impedir el fin del período clásico de Copán, sino más bien debió contribuir al continuo deterioro ambiental de la región.
Por: Diego Ardón, Biólogo
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Fotografía de portada sacada de iNaturalist por @africaollienaturalist
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Referencias
Sugiyama N, Fash WL, France CAM. 2018. Jaguar and puma captivity and trade among the Maya: Stable isotope data from Copan, Honduras. PlosOne 13(9): e0202958.
Fash WL, Agurcia Fasquelle R. 2005. Contributions and controversies in the archaeology and history of Copán. En: Andrews EW, Fash WL (eds.). Copan: The history of an ancient Maya kingdom. School of American Research advanced seminar series.
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